Tatyana desarrolla un arte con una personalidad transgresora. Salta los muros de los cánones éticos, estéticos y morales para dar voz a las diversidades e identidades del cuerpo. La colaboración está muy presente en su obra. Quizás el desdoble de las ideologías políticas e imaginarios populares sea la parte más poderosa e imperceptible de sus trabajos. Pone al descubierto el morbo al mismo tiempo que lo relaciona con la parte más política de la sexualidad. Es una de esas artistas que no le calzan los formatos, porque prácticamente se vale de todo lo que le permita establecer un diálogo con el público: Una canción, una prenda de vestir, un meme, una frase, una imagen, etc.

En Caníbal trabajó durante el mes de octubre 2021 en la activación de una serie de acciones discursivas que buscaban prestarse para que otros artistas circularan y poner de manifiesto «el arte de zorras», bajo la premisa de conversar sobre algunos ejemplos de la historia del arte y la cultura popular que consideramos cercanos a dicho concepto. Dialogó sobre temas como el amor, la sexualidad exagerada, la figura de la zorra, la banalidad, la devoradora de hombres, el chisme y algunas perversiones atribuidas a lo femenino.  En esta inmersión en llevó a cabo varios viajes al interior de Barranquilla, Cartagena y Puerto Colombia para entablar relaciones entre la izquierda caribeña y el feminismo.